Diez fobias increíbles que padecen más personas de las que imaginas
Las fobias son temores irracionales ante cosas que no deberían ocasionarlos, algunas son muy conocidas, como el miedo a los espacios cerrados y pequeños -claustrofobia- o el miedo a volar. Pero hay otras mucho más llamativas, que hacen sentir miedo a conducir, a dormir, a los libros e incluso al dinero
1. Amaxofobia
La amaxofobia es el miedo irracional a conducir vehículos. No se trata del temor o la inseguridad normal de cualquier persona que está aprendiendo o que conduce desde hace poco, sino de una sensación que bloquea e impide conducir, debido al miedo a sufrir un ataque de pánico mientras esté en medio del tráfico de la calle. Es decir, es «miedo al miedo», como explica la psicóloga Júlia Pascual.
Lo peor es que la posible solución -el intento de conducir- puede generar, de hecho, un ataque de ansiedad con sus síntomas típicos: taquicardia, agitación, sudoración excesiva, mareo, jaqueca, etc. Tanto la amaxofobia (cuyo nombre se deriva de la palabra griega ‘amaxa’, que significa «carro») como las demás fobias que se describen a continuación tienen tratamiento y solución. Lo aconsejado es acudir a un profesional para recibir ayuda terapéutica.
2. Somnifobia
La somnifobia -también llamada hipnofobia o clinofobia- consiste en el temor extremo y persistente a dormir. Quienes la padecen no pueden evitar la sensación de que les va a ocurrir algo terrible mientras duermen, en particular que van a dejar de respirar y que no despertarán nunca. Es decir, se asocia el sueño con la muerte. La consecuencia lógica es que estas personas padezcan insomnio, el cual acarrea perjuicios que pueden ser graves, desde cansancio, somnolencia e irritabilidad permanentes hasta un deterioro crónico físico y mental.
En ocasiones, esta fobia se asocia con otras, como la onirofobia, definido como el pánico a sufrir malos sueños y pesadillas, y la nictofobia, el temor a la noche y a la oscuridad. También estos trastornos puede afectar la cantidad y la calidad del sueño de quienes los sufren, con las consecuencias negativas que ello implica.
3. Crometofobia
Fobia curiosa donde las haya, dado que el objeto que genera el miedo irracional es el que suele ser objeto de deseo de casi todo el mundo: el dinero. Sin embargo, hay personas cuya psique -de manera inconsciente e involuntaria- asocia el dinero con conceptos negativos. En muchos casos, se trata de gente que, a causa de situaciones de precariedad económica, ha vivido momentos muy estresantes.
Esto las lleva a sentir rechazo por las monedas y los billetes, por lo cual procuran pagar con tarjeta siempre que les sea posible, aunque en ocasiones la fobia se extiende al concepto de dinero, y quienes la padecen pueden tener dificultades para consultar los datos de su cuenta bancaria o para realizar cualquier otra gestión con dinero de por medio.
4. Tripofobia
La tripofobia es el miedo al patrón repetitivo o a los agujeros como los que se ven en panales de abejas o en la flor del loto, pero también, por ejemplo, en las rejillas de ciertos desaguaderos o en los cascos de ciclismo. Los investigadores británicos Arnold Wilkins y Geoff Cole han propuesto que, a diferencia de la mayoría de las demás fobias, la tripofobia no es un miedo cultural aprendido, sino que tiene raíces biológicas y evolutivas.
Esta clase de imágenes están presentes en el cuerpo de arañas, serpientes y otros animales peligrosos, pero además remitirían a tejidos infectados y a la presencia de parásitos. Esto explicaría también que esta fobia no genere tanto miedo, sino sobre todo asco y repulsión. Muchos usuarios han tenido problemas con el iPhone 11, lanzado hace un par de meses, debido al dibujo que forman las tres cámaras de lente circular en la parte posterior del aparato.
5. Bibliofobia
Detrás del hecho de que algunas personas rechacen la lectura pueden encontrarse la bibliofobia, el miedo irracional a los libros y las bibliotecas. Por lo general, la bibliofobia surge a partir de alguna experiencia traumática, sobre todo en la niñez: por ejemplo, haber sufrido las burlas de sus compañeros o la humillación por parte de un docente en alguna ocasión en que haya tenido que leer en la escuela. Aunque también puede ocurrir que los libros queden asociados de manera negativa a un trauma que no tenga nada que ver con ellos o con la lectura.